Me quedo aquí tendida e intento recordar algo que haya hecho con verdadera libertad en los últimos noventa años. Solo se me ocurren dos cosas, las dos hace poco tiempo. Una fue una broma, aun que solo del modo en que las victorias lo son, con una parafernalia que no estuvo a la altura del acontecimiento. La otra fue una mentira... aunque al mismo tiempo no lo fue, pues al fin y al cabo fue dicha con lo que tal vez podría ser una especie de amor.
El ángel de piedra de Margaret Laurence Ed. Asteroide