DESDE que en 1989 publicara su primer libro, De círculo y ceniza, la obra de Piedad Bonnett (Amalfi, Colombia, 1951) ha ido conquistando a críticos y lectores con una poesía intimista de corte emocional, vital e intelectual que la postulan hoy como una de las poetas contemporáneas más reconocidas dentro y fuera de Latinoamérica. La poesía de Piedad Bonnett es una forma de resistencia, de rebelión ante el sinsentido de la vida y su irremediable final; ante el derrumbe íntimo y la deshumanización del mundo, que con su «estruendo de trenes que abandonan los rieles» camina «hacia el silencio». Poesía que nace en el borde del abismo, y lo hace temblando. En el borde, Bonnett siente el temblor del vértigo ante la incertidumbre no solo vital, sino también creativa. No obstante, en esa misma duda, de signo metafísico, se gesta la oportunidad. En el borde nace lo ilimitado y la reflexión ante el caos, que en el poema adquiere un orden y revela una verdad.